Ella agarra su mano con fuerza. Sabe con bastante seguridad que será la última vez que pueda hacerlo. Sabe también que nadie entiende porque se abraza a él y lo besa. Ella que siempre ha presumido de no conocer los celos, siente un nudo en el estómago y el fuego en las entrañas. Lo atrae hacia sí para retenerlo aún sabiendo con bastante seguridad que será la última vez que pueda hacerlo. Lo sabe porque hace tiempo que él no se pierde en su mirada, porque sus labios no se recrean en sus besos, sus manos no buscan con ansia su piel y porque sus te quieros ya no resuenan con el mismo eco, se han vuelto ligeros y automáticos.
"Sé que mañana dejarás de ser mio, pero al menos esta noche quiero creer que me quieres como siempre" le dice mientras lo envuelve entre sus brazos y recoge las migajas del amor que un día fue.
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