Cómo el sol que atraviesa una ventana y plaga de luz blanca la habitación,
así entras tú en mi vida, a raudales, para inundarlo todo,
así entras tú en mi vida, a raudales, para inundarlo todo,
para conquistarlo todo, para acariciar cada rincón de cálidos susurros.
Finjo que no te veo, que no estás, que no te necesito,
que no me interesas, que no te quiero...
pero ya te encargas tú de hacerme sonreír en un descuido
pero ya te encargas tú de hacerme sonreír en un descuido
mostrándome la belleza del pequeño momento,
la felicidad esquiva que se crea con las ganas de amar y de vivir.
Yo me hago la loca y me visto de independencia y autosuficiencia
pero tú entras en el juego de las casualidades
pero tú entras en el juego de las casualidades
para con un guiño regalarme sensaciones inimaginables,
aventuras no escritas, cuentos con final feliz.
Y cuando de repente las palabras se me anudan en la garganta
y a cambio fluyen las lágrimas que erizan la piel,
ahí sucumbo a tu amor y me entrego a ti sin preguntas ni condiciones.
y a cambio fluyen las lágrimas que erizan la piel,
ahí sucumbo a tu amor y me entrego a ti sin preguntas ni condiciones.